Una señora de 62 años, paisana de Hanau, Hesse, Alemania, llamada Rita Ebel, ha tenido una genial idea que ha hecho realidad. La buena señora fabrica rampas con piezas de lego para facilitar el acceso a las personas en silla de ruedas a los centros comerciales de su ciudad.
Ebel que también va en silla desde que sufrió un accidente de tráfico hace más de dos décadas, quiere concienciar con su propuesta, ya que afirma que lo que le pasó a ella le puede suceder a cualquiera y hay que eliminar las barreras de movilidad.
Rita cuenta con la ayuda de su marido para construir estas coloridas rampas, que les llevan unas tres horas de fabricación cada una, para ensamblar en una estructura estable y operativa todas las piezas.
Los usuarios están encantados con sus rampas y la propia creadora afirma que son tan llamativas que todo el mundo se para a verlas. Lo más complicado es conseguir las piezas, por lo que Ebel quiere contar con algo de ayuda, y que más países se sumen; Austria y Suiza ya tienen las instrucciones para montarlas, y EE.UU. y España ya han mostrado su interés por sumarse al proyecto.
Donde hay un problema surge la genialidad humana en forma de arte puro y eficacia, a lo que luego se suma la cooperación, algo que le otorga una capa de brillo extra que hace que una iniciativa pase de bonita a hermosa.
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