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participación

Dolores, de Orense
Dolores, de Orense:

Yo sería capaz de cualquier cosa para protegerlos y acompañarlos a los sitios más terroríficos.
Cuando mi hijo menor era pequeño, nos dio la lata durante meses para ir a un parque de atracciones sólo para ir al túnel del terror (versión para familias).
Así que allá fuimos mi marido y mis dos hijos para cumplirle el caprichillo.
Mientras los dos chicos grandes se montaban en la noria, yo fui con el pequeñín al dichoso túnel.
Al principio todo bien, algún susto que otro, hasta que nos tuvimos que tirar por un tobogán que acaba en una piscina de bolas.
A partir de ahí, había un pasadizo muy estrecho en el que sólo cabía agachada. Me armé de valor tras mi hijo y… ¡Me quedé atascada! Ni palante ni patrás…
Mi hijo fue a buscar al “hombre lobo” que andaba por allí dando sustos en busca de ayuda.
El espectáculo que armé allí con el señor disfrazado tirándome de las piernas fue bochornoso. Algún niño imagino que pensó que me quería comer.
Y es que tonta de mí no vi que había otro camino más asequible para los adultos y el más estrecho era para los niños…
En fin, lo que se no haga por un hijo para que sea feliz…

Andrés, de Verín
Andrés, de Verín:

¿Que cuál sería la mayor locura que haría? Poner en peligro mi integridad física por la felicidad de mi hijo.
Hace un año el renacuajo de la casa quería montarse en las típicas colchonetas hinchables que ponen en las fiestas de mi pueblo. Como no se atrevía, me ofrecí a acompañarlo en semejante aventura. Pensé que me iba a desenvolver tan bien como en mis tiempos mozos, pero más bien me sentí como en medio de un terremoto rodeado de Gremlins a los que tienes que tener cuidado de no pisar.
Mi hijo no tuvo problemas en dominar el asunto en pocos minutos. Tanto que acabó aprendiendo a hacer la voltereta con tanto atino que acabó saltando sobre mi pecho clavándome el talón en una costilla. Empecé a sentirme mal y notaba que me fallaba la respiración. Perdí el conocimiento y me caí fuera de atracción rompiéndome de paso una muñeca. De ahí al hospital.
Resultado: unos cuantas semanas en rehabilitación, fiestas arruinadas, un hijo que no quiere volver a montar en unos hinchables en su vida y el honor de haber sido declarado persona non grata en este tipo de atracciones.

Raquel, de ARRECIFE DE LANZAROTE
Raquel, de ARRECIFE DE LANZAROTE:

Aún no soy madre, llevo meses intentándolo. No sé si llegaré a ser una buena madre pero lo que sí puedo imaginar es todo el amor que podría darle y que sería capaz de cualquier cosa por esa nueva personita que espero llegue pronto.

Tamara, de toledo
Tamara, de toledo:

Las aventuras son los mío y los deportes de riesgo aún más. Iríamos a algún lugar donde haya un mar cristalino y los surfearíamos sus olas, da igual que en ese país no hable el mismo idioma enseguida nos entenderíamos con su gente y nos descubrirían sus rincones más impresionantes además de su cultura

Monica, de PIELAGOS
Monica, de PIELAGOS:

Lo que sea, por mi hijos MATOOOOOOO

 


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