No sé si hacerle participar a El Cachorro de las uvas. Con lo que zampa me temo que 12 no serán suficientes…

En Pamplona la gente en Nochevieja se disfraza. Apuesto a que si salgo por ahí con mi hijo muchos me dirán que por qué me ha dado por disfrazarme de madre. Cuando una lleva años fabricándose una reputación, la realidad no se impone.

Pero… este crío… las Navidades… ¡¡se las está durmiendo enteras!!

Ahora es cuando viene alguien con un ramo y me suelta que no, que no soy madre, que inocente inocente.

Todavía no me explico cómo no me han parado por la calle para pedirme al nene para hacer de Niño Jesús en un belén viviente de esos.

Le he puesto un buzo de plumas al nene que lo tengo embutido, sin movilidad alguna. Vamos, que si lo pinto de blanco, le pongo unas lucecitas alrededor y lo planto en la puerta de un comercio del centro de Pamplona, parece un adorno más. Hay ciervos, papá noeles, ángeles… Éste, el muñeco de nieve.

En Navidad mi madre siempre asa un cordero que debe de tener menos tiempo que mi niño. Aaaaaay, pobreeeee. ¿A que este año no me lo como? Espera… sniffff, snifffff… ¡ha empezado! ¡El asado está en marcha! ¡¡Qué bien huele!! ¡¡¡Salivo!!!

Cordero, el horno te sienta TAN bien…

Con la pantagruélica y fabulosa cena que prepara mi madre para Nochebuena, tomar biberón tiene que ser un suplicio chino.

Montaje del belén. ¡Casi nos pilla el toro! Y eso que nos encanta. Le ponemos unas figuras únicas, delicadas, bonitas, que ya no se hacen. Añadimos corteza, piedras, musgo, arena. Aderezamos con plantas, ovejas, lamparita simulando un fuego…Ya he dicho que lo disfruten bien este año, que el que viene el Niño Jesús será un click de Famobil y los Reyes, un dinosaurio, un cochecito y un trozo de pan chupado.

(Con lo de “Famobil” se me acaba de caer el carné de identidad).

Nanas no sé, pero villancicos sí. Voy a empezar tal que ya a cantárselos al nene y pararé cuando tenga unos… 13 años, calculo.