Hoy 13 de marzo celebramos el
Día Internacional del Sueño. En una época en la que la ciencia ha resuelto la mayoría de los misterios que este planeta nos planteó desde que llegamos a el, hay cierto sentido de la maravilla en el hecho de que sigamos sin poder explicar los cómos y por qués de algo tan común y universal como
nuestros sueños.
Aunque eso no es del todo cierto. Profesionales de la mente han logrado encontrar algunas piezas de este misterioso puzle. Seguimos sin ver la foto completa, pero sí podemos estar seguros de algunos mecanismos.
Allan Hobson, uno de los investigadores más importantes en la materia, definía el sueño como la imaginación sensomotora vivida que se experimenta como si fuera la realidad despierta, a pesar de características cognitivas como la imposibilidad del tiempo, del lugar, de las personas y de las acciones.
El doctor Javier Cabanyes, especialista en neuropsicología de la Clínica Universidad de Navarra, nos habla del periodo de sueño como un acto que nos depura: soñamos para restablecer todos nuestros sistemas en un equilibrio preciso y además consolidamos, organizamos o eliminamos toda la información que haya llegado a nuestro cerebro desde la última vez que soñamos. Soñar es como pasar a limpio todas los datos que hemos aprendido durante el día.
Toda historia que vivamos en el mundo de los sueños es fruto de nuestra experiencia pasada, pero eso no quiere decir que no podamos usar lo que vivimos en ello para
conocer nuestros deseos o temores.
Ahora bien, no se puede analizar cualquier sueño, pues muchos son fruto del azar en una mente en plena reorganización.
Para que podamos encontrar significado a un sueño, ha de tratarse de uno recurrente, que se repita muchas veces en nuestra cabeza. Y aún así, no hay una técnica definida ni patrones a seguir: todos somos diferentes y un mismo sueño en dos personas distintas pueden tener significados opuestos.
Dicho esto, no nos viene mal analizar nuestros propios sueños de manera personal. Sí, están llenos de situaciones irreales y rarezas, pero en ocasiones pueden estar señalándonos ansiedades o preocupaciones que por la razón que sea hemos decidido ignorar en nuestra vigilia. No se trata de predecir el futuro, sino de encontrar el origen de estos problemas en nuestro pasado o presente.
El doctor Cabanyes también señala que nuestro cerebro es el piloto de nuestro cuerpo y que al dormir no detenemos el mecanismo, sino que este sigue moviéndose con un piloto automático, ya que nuestra conciencia se va a dormir con nosotros. Este piloto automático son nuestros sueños. Se sabe que las personas imaginativas tienen sueños más locos, impredecibles y coloridos que aquellos que usan menos su imaginación, por lo que entendemos que este piloto automático es de algún modo un reflejo de nuestra conciencia despierta. Según el doctor, tenemos en los sueños una representación de nosotros mismos que no tenemos conscientemente en la vigilia.
El ser humano siempre tendrá fascinación por sus sueños. Queremos conocer sus mecanismos, pero por otro lado nos maravillan sus misterios y los territorios inexplorados que nos presentan.
Hoy, Día Internacional del Sueño, te deseamos los mejores.
Redacción COSMO
Noticias escritas por el equipo de redacción de COSMO.
