Se supone que las nuevas tecnologías están aquí para hacernos la vida más fácil, pero lo cierto es que en ocasiones pueden convertirse en el motivo de roces y disputas.
En poco más de una década, hemos pasado de recibir como novedad a los teléfonos móviles o internet a prácticamente vivir pegados a una pantalla, cambiando drásticamente nuestra vida cotidiana y nuestra manera de relacionarnos con los demás.
El último barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) afirma que prácticamente la totalidad de los adultos españoles (un 98,1%) utiliza el móvil o el ordenador a diario, una cifra que sigue creciendo año tras año. Y como no puede ser de otra manera, el uso prolongado de estas nuevas tecnologías nos afecta en más de un modo.
¿Y quiénes son los más perjudicados por su uso y abuso? La encuesta no deja lugar a dudas: las familias. Según los encuestados por el CIS, al menos la mitad de los usuarios han visto como las nuevas tecnologías han sido el origen de algún conflicto familiar. Asimismo, dos de cada tres reconocen que el móvil o el ordenador es la causa principal de la disminución en la comunicación entre padres e hijos.
Cuando se trata de hijos adolescentes se produce una
paradoja.
Por un lado, los padres reconocen que el móvil es el mejor método para
tener a sus hijos "controlados" o localizados, pero por otro lado, estos mismos aparatos son la causa del distanciamiento que se produce cuando la familia se encuentra bajo el mismo techo y sienten preocupación por el uso inadecuado que sus hijos puedan darle a sus teléfonos.
Así lo afirma Gregorio Gullón, responsable del área de comunicación entre padres y adolescentes del servicio de Mediación de Unión de Asociaciones Familiares: ""No tienes manera de controlar el uso que hace del móvil pero al retirárselo, pierdes control sobre el adolescente. Esto lleva a que al final, se haga un uso perverso de la tecnología. Tiene que haber un acompañamiento para un uso responsable. Pero en ocasiones, es adecuado retirarle el teléfono".
Y ahora que pasamos más horas pegados a nuestras pantallas, ¿a qué le hemos quitado tiempo? Según el barómetro, esas horas dedicadas a las nuevas tecnologías han salido de leer libros (un 62%), estudiar o buscar información (47%), "estar sin hacer nada" (43%) o de hablar cara a cara con nuestras parejas (un triste 39%).
Casi un 60% de los españoles piensa que su vida familiar ha cambiado mucho desde la irrupción de las nuevas tecnologías. Y aunque es innegable que móviles y ordenadores nos ayudan en nuestra vida diaria, en ocasiones sería más conveniente apagar nuestros dispositivos, levantar la vista y contemplar lo que tenemos ante nosotros.
Redacción COSMO
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